La revolución de las mujeres emprendedoras

En marzo del año 2020 el mundo entró en pandemia por el COVID-19 y sin preámbulos ni avisos, tuvimos que modificar todas nuestras actividades. En esta vorágine, fueron atrapadas mujeres nicaragüenses que viven en el exilio en Costa Rica y forman parte de la economía informal de este país. La informalidad, tan generalizada en nuestra América, tiene dos caras: permite la subsistencia de miles de familias que trabajan ofreciendo servicios y productos casa por casa, pero también preocupa porque dificulta el acceso a la seguridad social y, a que en estos tiempos, puedan mantener el distanciamiento social, exigencia de esta pandemia. 

Con este panorama, empecé a trabajar con 12 mujeres nicaragüenses, cabeza de hogar, que han sobrevivido gracias a su resiliencia, ofreciendo algún producto o servicio prácticamente de puerta en puerta. Se mueven acompañadas de un teléfono celular con datos que compran cuando pueden, porque la prioridad es el pago de la habitación o casa, todas ubicadas en barrios marginales y la alimentación de la familia. 

Hoy, después de cinco meses de trabajo constante a través de chats de WhatsApp, hemos establecido una comunicación fluida que se refleja en la numerosa cantidad de intercambios relacionados con sus emprendimientos, sus dificultades, sueños y dosis de realidad. La participación es muy motivadora por su calidad y cantidad.  El proceso de consolidación de un grupo compenetrado, fue lento inicialmente; poco a poco estas mujeres han elevado su autoestima, generado productos y procesos de mayor calidad y se visualizan y autodenominan empresarias.   

Este grupo de 12 mujeres, han trabajado analizando videos que en The Trust for the Americas se han creado para empoderar a otras mujeres en condiciones similares, tuvimos el atrevimiento de reunirnos presencialmente una única vez para desarrollar un taller sobre CANVAS, respetando protocolos de distanciamiento, herramientas de protección, en un espacio físico-abierto, lleno de plantas y vida. Ese día nos conocimos cara a cara y se conformó una RED SORORA que se mantiene hasta el día de hoy.  Estamos en una etapa muy significativa, ellas han creado sus CANVAS y con apoyo de una experta en el tema, los hemos revisado minuciosamente con el fin de retroalimentar y potenciar cada uno, para una pronta implementación.   

Estamos en el proceso de devolución una a una, para que lo depuren y se convierta en un Plan de Acción.  En paralelo, estamos aprovechando un conjunto de videos generados por The Trust for the Americas sobre la herramienta CANVAS y cada una está analizando los temas en los que ha manifestado más dificultad. En medio de este proceso, y motivado por sus comentarios y dificultades reveladas en el primer proceso de intercambio por Chat, se les ofreció una charla sobre El Autoamor en el emprendimiento que resultó una catapulta que las lanzó a sentir aún más seguridad.  Incluso una confesó que había pensado salir del proceso y gracias a la charla continuaría.  

Hoy estas mujeres quieren seguir recibiendo información, capacitación, comentan con más fluidez sus procesos, han mejorado sus rutas de producción y entrega. Están haciendo una revolución interna para ellas y sus familias, que se verá reflejada en su comunidad. Falta aún la presentación de su proceso y sus emprendimientos ante un jurado que asignará un mini grant a seis de ellas. 

Este proceso, a cargo de The Trust for the Americas, ha sido motor, refugio y compañía para 12 mujeres que decidieron tomar el camino de emprender, que regularmente se siente solitario, ahora comparten realidad y se abrazan a la distancia. 

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